martes, septiembre 19, 2006

“¿De dónde serán? ¡Ay mamá!”

Hace tiempo me dijeron este chiste: Dos marcianos llegan a la tierra de noche y aterrizan en una apartada gasolinera con los expendedores afuera como es habitual. Apenas pasados 5 minutos regresan a su planeta y redactan el siguiente informe: “los terrícolas viven en casas chiquitas, sin ventilación, lo que los obliga a estar afuera y ellos son de metal con un solo ojo luminiscente que les abarca casi toda la cabeza que es continuación del cuerpo, no hablan ningún idioma conocido en toda la galaxia pues no respondieron a ninguna pregunta que se les hizo y para dormir se cuelgan el órgano viril del hombro. Consideramos imposible la comunicación con estos seres”. Gracioso o no me viene a la mente cada vez que leo algo de algún “turista” que no sé dónde rayos se mete, y con quién se trata para después redactar unas guías para imbéciles, porque hay que serlo para creer de buena fe lo que ponen esos extraterrestres., Claro que los marcianos del cuento no sabían dónde estaban y esos “turistas buceadores”  saben muy bien lo que hacen. Lo bueno es que se les conoce enseguida por la peste que se les queda impregnada después de haber hurgado en tanta materia en descomposición, y a pesar de lo que se pongan gracias al dinerito que puedan sacar de tan provechosa ocupación, no deja de ser el de miserables, porque el mono aunque lo vistan de seda... Pero no coaccionemos su libertad, vamos a ser demócratas que en fin de cuentas cada persona busca lo que quiere, y no hay que estar criticando los gustos de cada cual: hay quien busca el sol y el mar y se va para la playa, hay quien quiere conocer nuestra historia y se va para la Habana Vieja o Trinidad o Santiago de Cuba, los que quieren conocer la obra de la Revolución caminan por las calles del país y hablan con el pueblo, pero los que les gusta el ambiente marginal, los que buscan lo feo, aquellos que buscan lo sórdido extrañando La Habana gangsteril de antes del 59, se van a buscar lo sórdido que aún nos queda, porque nunca hemos negado que todavía tengamos esas lacras, no nos consideramos perfectos, y se está tratando de erradicar aunque salgan diciendo que les están limitando sus derechos civiles de drogarse o prostituirse y que por tanto no hay democracia. ¡Le zumba la berenjena! ¿De dónde serán...? O mejor

¿Quién les pagará...? Y como la respuesta es obvia seguimos con nuestro son ¡Ay mamá!